jueves, 3 de junio de 2010

Salmo

No busco ser un santo insolente, inmortal en estatuas de barro,
 no quiero que mis meditaciones adoctrinen al pueblo;
no rezo para abrir el garage de Jehová.
  Sólo quiero que estés conmigo.

No quiero esperar a la muerte y alcanzar el cielo.
  quiero alcanzarlo contigo;
al verte encuentro la pureza del espíritu
 entre tus brazos existe la puerta del Nirvana en este Samsara.

No creo en un Dios pecador de barbas blancas
 sentado en su trono intergaláctico juzgando vivos y muertos
buscando redimir así su existencia de depravación.
   Creo en la perfecta Diosa que compartió mi almohada.

Busco en todos lados palabra
 que salga de aquellos labios frutales
más allá de toda concepción lógica el amor
 me une a la santísima de piel dorada.

Relatividad

-No digamos más que OAAAAA para alcanzar el cielo-  decía el profeta Rammudyah a su congregación en el monte Changabang el 30 de abril de 1724 mientras, 1688 años antes, el mesías tan esperado del judaísmo era crucificado según la tradición de los creyentes; simultáneamente a estos  importantes sucesos un grupo de monjas carmelitas era masacrado en el campo de concentración ubicado cerca de Dachau (Baviera) y Enrique Santos Discépolo escribía un maravilloso tango.

Inspiración Divina

Imagina encontrarte con el Dios que tanto has buscado (sí, esa energía espiritual que llena de vida y tranquilidad, una luz que demuestra que la existencia tiene un sentido más elevado que cualquier teoría filosófica aristotélica o no-aristotélica, aquél que busca lograr la armonía entre todos los seres vivos para destruirlos o llevarlos a la iluminación absoluta dependiendo del grado de entendimiento al que aspiren o deseen llegar; ¡un ser de luz eterno y poderoso más allá de lo imaginable!) en un baño público.


Máquina de los dioses (Testimonio ascético)

“Antes de descubrir el sentido de la vida en los ojos de mi salvador busqué como loco en todas las doctrinas a mi alcance: el Vuchíismo me parecía terriblemente fanático, el CriCatoProtismo me parecía doctrinalmente anticuado y el HareRaGaneshmo (o como se llame) me parecía francamente absurdo; no conocí lo que el destino tenía preparado para mi pobre y temerosa alma hasta que un par de jóvenes luminosos y elegantes tocaron a mi puerta ofreciendo un libro que cambiaría radicalmente mi visión: la doctrina TecnommistikOM. Al principio negué las enseñanzas que me dejaría cerrando la puerta a estos emisarios de la luz:

(Toc, toc, toc)
-¿Sí, digan?
-Buenas tardes, hermano en búsqueda, venimos a ofrecerle algo que puede cambiar su vida.
-No me interesa, gracias.
-¿Está seguro de que no le interesa conocer todos los secretos que la humanidad merece conocer?
-Ya lo he dicho, no me interesa, gracias.
-Entonces permítanos regalarle un ejemplar de nuestro libro sagrado para su comprensión.
-Bien, déjenlo, sólo déjenme de molestar.
-Gracias, señor, que su vida se llene de alegría, y amor, y comprensión, y…
(Tomo el libro y cierro la puerta en su cara).

En cuanto empecé a hojear el libro algo se apoderó de mí: podía comprender todo el universo develándose frente a mis ojos por medio del TecnommistikOM y sus poderosas palabras de alegría y amor y comprensión y todo lo que siempre busqué en las religiones que nunca me alcanzaron a llenar; ¡un sentimiento perfecto de paz y armonía!. Entonces decidí continuar mi búsqueda en la dirección impresa en la contraportada del libro:

            IGLESIA DEL NUEVO MILENIO
            BOULEVARD DUCHARRY, 325
            ESQUINA CON 16 DE MARULIO
             CIUDAD DE VIACHËNHEIMER.

Cuando llegué a la dirección anteriormente descrita me sentí luminoso como una luciérnaga: cada paso que daba hacia la entrada de aquella estructura metálica rotulada como “Iglesia del Nuevo Milenio” me hacía sentir una profunda iluminación por todo el cuerpo, recorriéndome y encendiendo el espíritu en mi guardado hacia todos lados en una especie de Canon barrocósmico compuesto por Bagnoff en la tercera época*.

En el recinto había mas de cuatrocientas personas: todas iluminadas por las enseñanzas del TecnommistikOM; estaban reclinados en posición de rezo ante un monitor gigante que ostentaba la cifra absoluta:

3.23425168416428461894641846294638472830182346193801346104793740147049740297404019798461207486401274802490480390137401790469027904602790126412694601947104861094701491749470194601947019470194710490147916401749401978409764019740196401927401986401973’19641947’1294’12947016849184691681823691469816415962894691601856491589369745916391549816834128945194591286381549164915491854915489154891594519415414108538041204568463511389451724492647327777777…

Al contemplar el enorme número que se desplegaba ante mí y contenía todas las claves para descifrar secretos universales me incliné como todos los iluminados asistentes y comencé a pronunciar la cifra absoluta: todo había cobrado sentido para mi pobre e ignorante cerebrito.”
-Palabras de una víctima de ésta terrible y peligrosa secta




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*Esto es, antes del gran cisma que dividió a las civilizaciones occidentales en tribus nómadas y después de la conquista de América por los estados confederados de Oceanía (para más información consulte las obras del cronista Eric Arthur Blair, especialmente la relativa al año 1984).